Los cuadernos de la mayoría de los libros están cosidos en la parte central del pliego. En el caso de los libros más delgados o folletos, y de las sueltas que pertenecen a esta categoría, se cosía el ejemplar completo, paralelamente al plegado y a unos 6,35 mm, aproximadamente, del plegado interno.

Cuando se cosían de este modo, se decían que estaban “agujereados”, por los agujeros realizados a través de las hojas para que se introdujera por ellos el hilo. Era mucho más rápido coser un libro entero de esta forma, y se hacía porque se consideraba que este tipo de cosido podía revertirse más fácilmente y el libro podía coserse de manera adecuada a través del plegado y prepararse así para una encuadernación permanente. Por desgracia, hay numerosos ejemplos de sueltas que fueron grapadas en carpetas a comienzos del siglo XX, en las que el cartón ácido deteriorado y las grapas oxidadas han dejado sus propios orificios. [CB]