En el contexto de los trámites necesarios para autorizar una obra literaria para su impresión, el término “censura” no alude a “censura” en el sentido de “crítica” o a la “acción de censurar”. Hace referencia al “dictamen que se emitía acerca de una obra”, es decir, a un juicio o una opinión. La ilustración muestra cómo Miguel Gómez de Escobar, “vicario de Madrid” (delegado para la archidiócesis de Toledo —Madrid aún no tenía diócesis—), pidió a Manuel de Jesús María, trinitario descalzo, su opinión sobre Glorias de Jesús cautivo, y prodigios del rescate. El hermano Manuel no encontró nada en esta obra “que se oponga à nuestra Santa Fè Catholica, y buenas costumbres” (frase normalizada para su uso en las aprobaciones), “y antes bien muy digna en todo de la Prensa”, declaración rotunda de que la obra podía imprimirse. La aprobación está fechada el 20 de noviembre de 1732. Dos días después, Gómez de Escobar firmó la licencia del ordinario (el permiso del ordinario, es decir, del obispo de la diócesis), que había redactado su secretario Joseph Fernández (“trey dos” es una errata por “treinta y dos”). Se trata de la aprobación eclesiástica.

A continuación figura la aprobación de don Joseph de Cañizares, teniente de caballería y “fiscal de las comedias de España” (cargo que consistía en autorizar las comedias para su representación). Se trata del dramaturgo José de Cañizares (1676-1750). Las abreviaturas M.P.S. (Muy Poderoso Señor) y V.A. (Vuestra Alteza) nos recuerdan que la licencia civil estaba garantizada por el Consejo Real y había que solicitarla al rey. A efectos prácticos, este documento era igual que el anterior. En teoría, la censura (en cuanto que “juicio”), podía ser positiva o negativa, mientras que una aprobación solo podía ser positiva (aunque también podía, por supuesto, denegarse; el término “aprobación” se utilizaba a menudo para la obtención de ambas licencias). El documento de Cañizares está fechado el 20 de noviembre y le sigue la licencia del Consejo, concedida y firmada por Miguel Fernández Munilla, secretario del rey y del Consejo (27 de noviembre). Se trata de la licencia civil, a la que le sigue la fe de erratas (15 de diciembre de 1732, firmada por el “Corrector General por su Magestad”) y la “suma de la tassa” (15 de noviembre de 1732, emitida por el Consejo de Castilla; presumiblemente, “noviembre” es un error por “diciembre”). Pocas sueltas imprimían todo este complicado procedimiento: bastaba con consignar “Con licencia” y no sabemos si era frecuente o no que a los impresores se les pidiera que la certificaran. [DWC]